Hilma af Klint: la mediumnidad en el arte

05.05.2024
Las Diez más Grandes, Núm. 8, Edad Adulta, Grupo IV (1907)
Las Diez más Grandes, Núm. 8, Edad Adulta, Grupo IV (1907)

"Los cuadros fueron pintados directamente a través de mí, sin dibujos previos y con mucha fuerza. No tenía idea de lo que se suponía que representaban las pinturas; sin embargo, trabajé con rapidez y seguridad, sin cambiar una sola pincelada". 

Hilma af Klint (1862 - 1944) ~

Una obra clandestina

Cinco años antes de que se publicara el libro del artista Wassily Kandinski, en el que se asentaban las bases del arte abstracto, una pintora sueca llamada Hilma af Klint ya se había adentrado en el mundo del arte no figurativo, adelantándose a una de las corrientes artísticas más importantes de principios del siglo XX. 

Sin embargo, por voluntad propia, mantuvo su obra en secreto durante prácticamente toda su vida, indicando incluso en su testamento que sus cuadros no se exhibieran hasta veinte años después de su muerte porque consideraba que el mundo, en aquel momento, no estaba preparado para entender su arte. Y esta fue la razón por la que, durante décadas, el nombre y la obra de la verdadera pionera del arte abstracto quedaron en la sombra, esperando a que la humanidad avanzara hacia un futuro en el que, tal vez, el concepto de la conciencia humana pudiera comprenderse mejor.

Klint estaba convencida de que, cuando pintaba, entraba en contacto con una consciencia superior, que transmitía mensajes a través de ella. 

Canalizar a través del arte

Gracias a la retrospectiva "Hilma af Klint – Artista, investigadora, médium", realizada en el Moderna Museet de Estocolmo en 2013, el interés por la artista sueca aumentó en todo el mundo, ampliando la comprensión de su obra. Como muchos de sus contemporáneos a principios del siglo XX, Hilma af Klint buscó expandir su consciencia para obtener una perspectiva más amplia de lo que percibimos como realidad. Como parte de su práctica espiritual, Klint meditó, siguió una dieta vegetariana y estudió Teosofía y Rosacrucismo. Estas dos escuelas esotéricas pensaban que el conocimiento de una realidad espiritual más profunda se podía lograr mediante la atención centrada en la intuición, la meditación y otros medios para trascender la consciencia humana normal.

Durante un período de diez años, Hilma af Klint se reunió semanalmente con otras cuatro mujeres, conocidas como De fem ("Las Cinco"). Entrenaron su capacidad para acceder o "canalizar" niveles superiores de consciencia a través del contacto con guías espirituales conocidos como De Höga ("Los Maestros") de los que  recibió un encargo específico, que aceptó, conocido como "Las pinturas para el templo".

A diferencia de otros pintores abstractos como Vasili Kandinsky, Piet Mondrian o Kazimir Malévich, la principal intención de Hilma af Klint no era la de experimentar a partir de la abstracción de la forma y el color, sino la de plasmar a través de su arte el mundo invisible al que creía tener acceso a través de las sesiones espirituales.  

Entre 1917 y 1918, la artista decidió parar su creación y se dedicó a investigar y estudiar su propia obra, tratando de entender el universo que había pintado hasta entonces.

A raíz de este estudio, Hilma af Klint escribió un libro de casi dos mil páginas titulado Estudios de la vida espiritual y completó decenas de cuadernos en los que analizó y teorizó sobre sus propios cuadros. 

La consciencia sigue siendo uno de los misterios más profundos de nuestro tiempo, aunque cada vez son más áreas del conocimiento humano las que se suman a su fascinante investigación. Más allá de la psicología tradicional, hoy en día se aborda la consciencia humana desde la neurociencia, la epigenética e, incluso, desde la física cuántica.